La dislexia no tiene cura, pero un tratamiento correcto y
precoz puede mejorar notablemente la capacidad lectora y de comprensión
de los afectados por esta alteración, asegura una investigación liderada
por Ibone Saralegui, licenciada en medicina y cirugía por la
Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Asimismo, el trabajo señala que el porcentaje de disléxicos es muy
superior entre los hablantes de lenguas opacas, como el inglés y el
francés.
«La
dislexia es
la dificultad que presentan algunos niños para adquirir las destrezas
lectoras, dificultad que les impide alcanzar con normalidad los
aprendizajes relacionados con la escritura, independientemente de sus
otras destrezas cognitivas, como la inteligencia, el razonamiento o la
memoria», explica Saralegui. Históricamente, se ha asociado la dislexia a
problemas de percepción visual, pero las investigaciones más recientes
desmienten dicha asociación.
Se calcula que afecta al 5-10% de los niños y adultos, es decir, a millones de personas en todo el mundo.
Saralegui ha realizado este estudio junto con el
oftalmólogo Ricardo Martínez a partir de pruebas de resonancia magnética
funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) para evaluar la red neuronal
relacionada con la lectura en niños con dislexia que no hayan recibido
tratamiento específico con anterioridad. Los resultados del estudio
muestran que los lectores con dislexia parecen tener una red neuronal
para la lectura diferenciada de los normolectores y de aquellos con
alteraciones de la motilidad (movilidad) ocular.
Terapias visuales
Subraya la investigadora que la dislexia no tiene una única causa, y que, probablemente, intervienen varios factores en su aparición.
«En cualquier caso, uno de sus principales causantes es una alteración
en la ruta fonológica para la lectura de los niños, lo que tiene una
gran incidencia en la terapia que se les debe aplicar. Las terapias
visuales y auditivas, por ejemplo, no son adecuadas en el tratamiento de
estos niños», asegura Saralegui.
Según la experta, «la dislexia no se cura. Muchos padres
van a la consulta del oftalmólogo o del logopeda pensando que, tras un
buen tratamiento, su hijo va a dejar de ser disléxico. Pero un niño (o
un adulto) es disléxico siempre. Eso sí, con un tratamiento precoz y
correcto, puede mejorar notablemente su habilidad lectora y su capacidad
de comprensión».